domingo, julio 03, 2005

Celos ministeriales/Juan 21:16-23


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Que tema tan incomodo me ha inquietado el Espíritu a que escriba, pero algunas cosas son necesarias para sanidad del cuerpo de Cristo (la iglesia).
Es inevitable ver en iglesia tras iglesia, como hermanos se levantan unos contra otros, se critican, delatan pequeñeces de cada uno, no se hablan y todo por un sentimiento que se inicio en el corazón de aquel que fue expulsado del cielo y bautizado como “el padre de mentiras”. Los celos no vienen del cielo. Qué si yo fuese un ángel y sintiera celos de una mujer (como yo) ¿acaso subiría y bajara del cielo para traerme regalos? o mas bien pensaría “Que le salgan alas y busque ella lo suyo, yo aquí tranquilo con mi traje de luz” Pero no, en el amor perfecto de Dios no existe la envidia.

Un día mi corazón latió una extra milla cuando vi al Señor enaltecer a alguien, y seamos sinceros en nuestros corazones todos somos los preferidos de Dios (Aunque es cierto, todos somos sus preferidos) pero a uno le cae una picazón cuando alguien se nos adelanta en algo. En aquella ocasión después de sentir esos celos me fui a la intimidad de mi aposento y le dije “Jehová, que con esta que se levanta, no que eran TODOS los llamados míos” (parece exagerado pero así pensamos todos, no se hagan), lo que recibí de Dios fue lo siguiente:
Juan 21:16-23

16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.

17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.

18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.

19 Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.

20 Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?(C)

21 Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste?

22 Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.

23 Este dicho se extendió entonces entre los hermanos, que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti?

Me encanta Jesús y la pureza de sus pensamientos cuando dice “¿qué a ti?

Cuando Pedro escucho que Jesús le preguntaba si lo amaba y despues decirle que apacentara sus ovejas, me imagino que Pedro sintió algo de regocijo, quizás pensaria “Yo seré aquel que lleve el redil en su ausencia, wow” luego su burbuja fue explotada bruscamente al Jesús profetizar su muerte:
18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.

19 Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios…
Imagínate el horro de Pedro, después de apacentar las ovejas del hijo de Dios ver que su fin seria muerte y muerte de cruz, entonces el hombre o el sentimiento natural del hombre se levanta y Pedro mirando a su alrededor, se comparo con el que mas cerca estaba de ellos (Y peor aun, dice que Jesús lo amaba):
20 Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?

21 Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste?
Se ve que Pedro no quería ser el único crucificado, no quiso imaginarse que otro quedaría sobre el, y menos aquel que siempre andubo recostado del hombro del Maestro; Jesús sabiamente le contesta:
22 Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti?...

Y el párrafo 22 termina con una exhortación reveladora: “Sígueme tú.”

No importa que otro sea exaltado y tu quedes un poco mas atrás, si en tu corazón esta el servir a Dios tu tiempo llegara y entraras al gozo del Señor con tus compañeros, no permitas que los celos derriben los muros de tu iglesia, levántate como uno y gocen los triunfos como lo que son: Los triunfos del Señor Jesucristo que murió en la cruz para que este evangelio fuese predicado a judíos como a gentiles.

¿Será posible que nuestros celos destruirán un ministerio o un varón o mujer de Dios?
¿De verdad quieres que te pregunten esto el día que llegues a la presencia de Dios?

Mejor recuerda esto: ¿qué a ti? Síguele tu!

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