miércoles, febrero 15, 2012

Me esconderás en tu templo

Dios mío,
sólo una cosa te pido,
sólo una cosa deseo:
déjame vivir en tu templo
todos los días de mi vida,
para contemplar tu hermosura
y buscarte en oración.

Cuando vengan tiempos difíciles,
tú me darás protección:
me esconderás en tu templo,
que es el lugar más seguro.
Salmos 27


En nuestro caminar como cristianos, lo mas importante es aprender del modelo de Jesús. Jesucristo siendo el hijo de Dios, siempre busco a Dios en oración de día y de noche, no tomando su condición como cosa a que aferrarse. Pero nosotros a veces nos hacemos vanos, pensamos que podemos vivir una vida en Cristo sin oración y sin búsqueda, airándonos y pecando, viviendo según nuestros propios deseos de la carne y nuestros propios conceptos de la justicia.

Pero una cosa pidió el salmista, esa fue el vivir en el templo de Dios todos los días de su vida para buscarlo en oración.

El construir un altar de oración, un templo en nosotros mismos, hace que cuando llegue el día malo, podamos ir a ese rincón especial, donde hemos invertido tanto tiempo de búsqueda de ruego, de lloro, de clamor, es en ese lugar secreto donde Dios nos da paz, nos da gozo y nos asegura que aunque un ejercito acampe contra mi, El será nuestra salvación siempre.

Es necesario levantar un altar de oración, es necesario ser disciplinados en su búsqueda y conocerlo en intimidad, porque el día malo llegara, pero cuando llegue, podremos entrar en nuestra habitación, cerrar la puerta y entonces sentir la hermosa presencia de Dios, la cual nos da paz y no como el mundo la da, sino la verdadera. La que confirma nuestra salvación, porque de El somos y a El iremos.